Comida y Emociones
diciembre 22, 2022
Se acerca la Navidad y para algunas personas este momento del año supone un verdadero desafío.
A nivel emocional, la Navidad moviliza recuerdos de nuestra infancia y la idea de “Navidades felices en familia” nos persigue durante toda nuestra vida adulta. La Navidad puede ser un elemento estresor que se activa en personas que han vivido una migración, fallecimiento o un divorcio. Ver a personas que no te agradan o pensar en las personas que ya no están, activa nuevamente el duelo.
Tendemos a idealizar la Navidad. Un momento para estar muy felices y muy alegres, pero esto muchas veces no ocurre: tensiones familiares, lealtades familiares que se vuelven a activar, hablar con personas que no te agradan o simplemente vives solo/a y no tienes con quién pasar estas fiestas. Debemos cambiar la idea de navidades felices por Navidades en paz y serenidad.
La Navidad también puede llegar a ser una losa pesada para aquellos que tienen estrecheces económicas y que no pueden comprar todos esos productos navideños que llenan los stands de los supermercados meses antes de la Navidad. También supone un reto importante para las personas con necesidades nutricionales especiales o que están siguiendo un plan nutricional para adelgazar ya que si a algo está asociada la Navidad es a la comida y los grandes festines. Es muy difícil ser comedido con la comida en esta época del año, pero se puede. Claro que se puede.
Vamos a ver algunas ideas para afrontar una Navidad desde el cuidado y la consciencia.
En la actualidad hay muchos tipos de familias en cuanto a género, cultura y número de integrantes. Ninguna familia está “solita” en Navidad. Puedes pasar una navidad tranquila y serena tú solo/a con tu mascota y no sentirte mal por ello en absoluto. Con esto no quiero decir que sea mejor pasar las Navidades solos que en compañía, pero sí quiero resaltar la idea de que no hay que sentirse mal por estar solo en Navidad, y que “todos juntos” para no estar solitos puede llegar a ser una trampa.
Ocurre lo mismo con las tradiciones. Queremos vivir la Navidad tal y como la tenemos idealizada en nuestra mente pero no siempre “mi” Navidad coincide con la idea de Navidad del resto de integrantes de tu familia o de tu familia política. Es importante hablar de cómo se quiere vivir la Navidad y elegir en libertad lo que os lleve a aquello que queráis sentir, desligándoos de lo que se espera que sean esos días o de las tradiciones familiares impuestas.
A nivel emocional pesan mucho las enfermedades o fallecimientos que ocurren cerca de la Navidad. Pero estos eventos no convierten a las Navidades en traumáticas. Lo que verdaderamente hiere y traumatiza es el silencio sobre lo vivido. Lo que se calla en las familias es a veces lo que más duele. La Navidad es un buen momento para charlar y compartir tu sentir interno, desde la honestidad.
Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo. Esos son los cuatro días más importantes a celebrar. ¿Y qué pasa con el Día de Reyes? Vale, también. Pon cinco días. Son 5 comidas importantes y no dos semanas largas o todo el mes de diciembre desde que se ponen a la venta los turrones en los supermercados.
Si estás cuidando tu alimentación debes ser consciente de este hecho. Mentalizarse de que las comidas importantes son únicamente cuatro o cinco y el resto de días, aunque sean festivos debes seguir cuidándote, siguiendo tus rutinas de alimentación y ejercicio.
La Navidad está asociada a la comida. Nos sentamos alrededor de la mesa y vemos pasar un sin fin de platos, pero ¿Es la comida lo verdaderamente importante?
Cada uno da un significado a la Navidad, pero nunca lo importante es lo que se come, sino lo que se vive, lo que se comparte. Es más importante quién tienes al lado que lo que tienes en tu plato.
¿Qué es importante para ti en estas fechas? Permítete vivirlo y disfrutarlo, siendo consciente que lo importante es lo que vives en esos días y no lo que comes.
La alimentación consciente nos ayuda centrarnos durante esos días, sin caer en los excesos ni en las restricciones más absurdas. Ni todo ni nada. Ni zamparse todo lo que pase por nuestros ojos, ni dejar de comer y disfrutar de esos días. En la consciencia está el término medio.
Durante esos días os invito a escuchar a vuestro cuerpo y que comáis aquellos alimentos que realmente deseáis y sabéis que os hacen bien y que dejéis de comer cuando realmente os sintáis llenos. Satisfechos.
Que disfrutéis de estos días desde el amor y el permiso incondicional y busquéis el equilibrio entre nutrición y placer. Sin caer en las presiones sociales. Sin caer en la dinámica de todo/nada.
¿Estos días te apetece comer cosas nuevas? Permítetelo siempre de forma moderada. Todos merecemos experimentar placer, independientemente del tamaño de nuestro cuerpo y sin ser juzgados por la sociedad.
Piensa cómo quieres pasar y disfrutar tu Navidad. Si tienes presiones familiares de algún tipo es mejor que pienses de antemano como puedes poner límites. Ante frases como: ·Venga, tómate una copa”, “Venga, come esto”, “Venga que es Navidad”, “¡Uy! que poco comes” “¡Uy! ¿estás enfermo/a?” “¿… Tú puedes tener preparadas de antemano algunas respuestas asertivas como : “Disculpa, pero no quiero beber alcohol”, “Lo siento, pero de un tiempo a esta parte estoy cuidando mi nutrición”, “Lo siento pero estoy mejorando mi salud y eso no me va bien”.
A veces los familiares presionan para que comamos con la mejor intención del mundo pero si estás intentando adelgazar o cuidar tu salud mediante la nutrición lo mejor es que se lo digas abiertamente, con confianza y sin fisuras. Sabrán comprenderlo.
La Navidad es una época especialmente difícil porque a nuestros problemas diarios se le añade los tópicos de cómo deberíamos sentirnos y cómo deberíamos divertirnos.
Permítete ser amable y compasivo/a contigo mismo/a si en los días de fiesta no te estás sintiendo bien. Puedes buscar un ratito a solas en una habitación para practicar la respiración diafragmática, dándote calidez y poniendo en orden tus pensamientos/emociones.
Si habitualmente sales a caminar o practicas algún deporte, lo más recomendable es que sigas haciéndolo. Bueno, si estás habituado/a lo más seguro es que el propio cuerpo te lo pida y te sientas extraño/a si en unos días no lo haces. Busca un hueco en tus días festivos para hacer ese ejercicio que te gusta. Cuando el cuerpo se mueve, las emociones se mueven.
Aprovecha también para cuidarte emocionalmente. A escucharte. A reafirmarte en tu amor y tu cuidado. A sentirte agradecida por lo que tienes y por todo lo que has vivido hasta ahora.
Puedes preguntarte: ¿Qué estrategias de autocuidado puedo hacer estos días de fiesta para mantener mi paz mental?
Personalmente me reconforta tomar una bebida caliente mientras charlo con las amigas, darme un masaje ayurvédico, aplicarme aceite caliente antes del baño, escuchar música relajante… ¿Cuáles son tus herramientas de autocuidado? ¿Has pensado en ellas? Puedes listarlas, establecer tus prioridades de autocuidado y tratar de incluir alguna en estos días festivos.
Algunos ejemplos de autocuidado:
Podrías escribir un diario de gratitud, tomar un baño caliente con aromas esenciales, pasar algún tiempo en la naturaleza, meditar o simplemente sentándote y leyendo un libro mientras escuchas tu música favorita…
Cuando muchas cosas pasan a tu alrededor, priorizar tu paz, tu quietud mental y serenidad puede ayudarte puede ayudarte a mantenerte firme en tus decisiones y a estar conectada contigo misma y con las necesidades de tu cuerpo.
Cuando nuestro mundo interno está en orden, es mucho más fácil llevar una alimentación intuitiva.
La consciencia es un estado del ser donde la mente se aquieta y uno se siente sereno, en profunda paz, armonía y bienestar.
Para conseguirlo debemos aprender a desligarnos de nuestros propios pensamientos. Ser conscientes de que somos mucho más de que lo que pensamos, sentimos o decimos y no identificarnos con nuestras emociones, que son pasajeras.
Vivir unas navidades conscientes implica tener una plena aceptación de lo que pasa en nuestras vidas y siempre con una actitud de agradecimiento. Apreciar todo lo que vivido hasta ahora y agradecerlo. Agradecer la compañía. Agradecer también la comida que tenemos en la mesa, ya que nos nutre y nos une al resto de nuestros seres queridos.
Y por último, vivir la Navidad desde la comprensión y el no-juicio, tanto hacia nosotros mismos como hacia nuestros seres amados.
Aprovecho para enviarte un cálido abrazo y desearte unas Navidades en Paz.
Lola Hernández.
Dietista Integrativa.
Coach Nutricional & Emocional
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